Existen muchas formas de estar en soledad.
Todos hemos estado solos en ocasiones circunstanciales, pero con la
tranquilidad de que, en algún momento, alguien vendría a acompañarnos.
Distinta suerte corre quien, por diversas circunstancias de la vida, se
encuentra verdaderamente solo, sin nadie que se preocupe ni comparta sus
penas y alegrías.
Hay
quien la soledad lo atrapó desprevenido y, casi sin darse de cuenta, se
descubrió rodeado de ausencias. Pero también existe aquel que goza de
su soledad y se esfuerza por mantenerla, tal vez convencido del refrán que reza “mejor solo que mal acompañado”